Es un lunes tedioso y frío de noviembre. Pese a que el sol
asoma tímidamente entre la bruma desde primera hora de la mañana, varias de las
modelos se han levantado con el pie izquierdo, porque gruñen en lugar de
hablar. Algunos de los que llaman por teléfono lo llevan todavía peor, y doy
gracias a que tengo un aguante que a veces no me lo creo ni yo, porque esto
desespera a cualquiera. Levanto la vista cuando oigo abrirse la puerta
principal, preguntándome al mal humor de quién me tocará enfrentarme ahora,
pero enseguida vislumbro la peligrosa sonrisa del "terror de la oficina".
Y digo peligrosa porque parece sincera y dulce, cuando no me cabe duda de que
Santi es un donjuán de tomo y lomo. Se acerca a mi mesa con esa forma de andar
desenfadada y elegante al mismo tiempo, se quita las gafas de sol que traía
puestas y se inclina hacia mí guiñándome un ojo.
—Buenos días, preciosa.
Compruebo la agenda de la jefa con un vistazo rápido. Tenía
cita con él... hace dos minutos.
—Corta el rollo, Santi. Jacqueline te está esperando.
Inclina la cabeza y me mira con tanta atención que casi
consigue hacerme ruborizar. Me levanto y me giro hacia los archivos que tengo
detrás ignorándolo deliberadamente.
—¿Tu humor va a juego con tu ropa?
Mientras recoloco un par de carpetas, hago un repaso mental
de mi atuendo: vestido negro de manga larga y escote barco, dentro de mi
habitual estilo tirando a gótico, medias negras, y botines negros de tacón, que
sin embargo no evitan que él me saque casi veinte centímetros de altura. Me
encojo de hombros y le respondo sin molestarme ni en volverme.
—Me gusta la ropa negra ¿y qué? No tiene nada que ver con mi
humor. Y vas a llegar tarde.
—Vale, ya voy. ¿Haces algo el viernes?
Me giro y le miro con socarronería.
—Hago muchas cosas. Pero salir con fotógrafos no es una de
ellas.
—No sabes lo que te pierdes, Laura.
Es una frase que me repite a menudo, y a veces creo que no
voy a aguantar mucho tiempo más sin dejarme llevar por las ganas de saberlo.
...
*Esto es solo un fragmento del relato completo. "El cazador cazado" ha sido incluido en el libro "Doce maneras de enamorarse", publicado en Amazon y disponible para su compra AQUÍ.
Jolines!! Pues sí que se estaban perdiendo algo bueno!!! Suerte que se encontraron en un momento... Ay, Santi... Mmmmm
ResponderEliminarGracias por compartir tus relatos, como siempre!! Besos.
Gracias, Mary Ann. Besos!
EliminarPuffffff me sabe a poco quiero más más másssssssss.
ResponderEliminarYo también quiero "perderme" estas cosas jajajajajaa
Ya sabes que me encanta todo lo que escribes.
Ahora a esperar agonizante la duodécima historia. Joooo!
Qué exagerada, Cat!, jajaja... espero que no sea tan "agonizante". Trataré de ponerme las pilas. Un besote!
EliminarAixxxx lo que me ha gustado Santi! Qué le vamos a hacer si me vuelven loca estos cazadores malotes y provocadores! Ostras, pensar que sólo nos queda diciembre. El año debería tener más meses ! Como siempre me ha encantado leerte.
ResponderEliminarGracias! Y en fin... cuando llegue diciembre ya se nos ocurrirá algo...
EliminarMuy bueno tu blog. Te seguiremos. Un saludo de www.lanochemasoscura.com
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos.
EliminarBuenísimo! Demasiado corto... yo quiero más... jeje. Un relato muuuy bueno! Escribes de maravilla, mi enhorabuena guapa!
ResponderEliminarGracias, Carolina! Un abrazo!
EliminarMe ha gustado, Lucía.
ResponderEliminarHe estado cotilleando tu blog para empezar a leer el primer relato de los doce que son y en este sitio solo empieza a partir del 4. Por qué no cuelgas el 1, 2 y 3 como si fueran nuevos? Yo, desde luego, no los he leído.
Un abrazo, Lucía.
Están todos, Ricardo. Y hay dos formas de encontrarlos: o bien por la etiqueta "Doce maneras de enamorarse" (como verás hay 11 entradas con esa etiqueta), o por el Archivo del blog. Empecé en Enero a publicarlos.
EliminarGracias por tu visita, espero que te gusten.